Contexto
Entre 2013 y 2017, en torno a 2 millones de ciudadanos no europeos establecieron su residencia en alguno de los 28 países miembros cada año (EUROSTAT, 2019). Aproximadamente un 20 % de estas personas son niños, muchos de los cuales no están acompañados o se han separado de sus familias. El aumento y la diversificación de los flujos durante los últimos años han puesto el foco en las administraciones nacionales y regionales y han expuesto deficiencias y carencias en la protección y la asistencia a niños migrantes de todas las categorías. Los sistemas de educación nacionales son los más afectados por esta situación, puesto que deben adaptarse a una diversidad cultural, lingüística, socioeconómica y étnica cada vez mayor. El creciente número de niños que han llegado en los últimos años nos obliga a revisar cuál es la mejor forma de integrarlos adecuadamente. No se trata sólo de una medida necesaria para cumplir las obligaciones internacionales, sino que cobra particular importancia en el caso probable de que la mayoría de estos migrantes jóvenes se instalen de forma permanente en su país de destino.
Uno de los retos más acuciantes a los que se enfrenta la UE es la integración satisfactoria de estos recién llegados, así como de las poblaciones de migrantes más antiguas y de sus descendientes. En total, más de 38 millones de personas nacidas en países no europeos viven actualmente en la Unión Europea, lo que supone un 7,5 % de su población. Asimismo, 21,8 millones –el 4,25 % de la población– ha nacido en un Estado Miembro diferente. En países como Francia, Reino Unido, Países Bajos, Bélgica, Alemania y España, los migrantes y sus descendientes ya representan un 15 % de la población (EUROSTAT, 2019). En 2015, casi uno de cada cuatro estudiantes de quince años en países europeos había nacido en un país extranjero o tenía al menos un progenitor nacido en otro país (OECD, 2018).
La falta de integración puede derivar en graves problemas políticos, sociales y económicos. Conlleva costes políticos e inestabilidad, menoscaba la cohesión social y promueve actitudes públicas negativas que limitan el espacio político en cuanto a la correcta gestión de la migración (OECD/EU, 2018). Los flujos migratorios también representan oportunidades significativas. Estas oportunidades residen especialmente en el valor de la diversidad para el progreso social y la innovación económica, pero también en la revitalización demográfica de las sociedades envejecidas y en una mayor sostenibilidad de los estados de bienestar existentes.
No obstante, para poder disfrutar de los beneficios de la migración deben aplicarse políticas sociales y educativas eficaces con el fin de integrar a los niños migrantes de forma correcta en la sociedad (OCDE, 2018). La integración temprana en las escuelas ha demostrado ser la mejor forma de construir una sociedad justa e inclusiva, de modo que se evite la futura exclusión social. Sin embargo, debido a la falta de datos de calidad sobre la integración y las herramientas de supervisión de los niños migrantes, las estrategias se desarrollan de forma ad-hoc a nivel local. Las soluciones deben tener en cuenta las necesidades y las expectativas de los niños, escuchar sus opiniones y emplear un enfoque adaptado a ellos. En este sentido, es fundamental que las escuelas, los centros de recepción de migrantes y los legisladores dispongan de políticas y recomendaciones acerca de cuál es la mejor forma de ayudar a los niños migrantes, especialmente a los menores no acompañados y refugiados recién llegados.
El objetivo general de IMMERSE es definir una nueva generación de indicadores relativos a la integración y la inclusión socioeducativa de niños migrantes y refugiados en Europa. IMMERSE adoptará un enfoque escolar integral, destacando no sólo las necesidades de los niños migrantes y refugiados, sino también de colegios, educadores y compañeros para fomentar la integración y construir un entorno abierto, diverso e inclusivo.
El proyecto IMMERSE identificará las principales partes interesadas en la integración social y educativa de los niños migrantes y abordará los retos mencionados basándose en los siguientes pilares:
Las diferentes fases del proyecto implicarán la investigación con población vulnerable (niños, migrantes y refugiados) y el registro y el procesamiento de datos personales. Todas las actividades de investigación estarán autorizadas por Comités Éticos y se llevarán a cabo de conformidad con la legislación europea, incluido el Reglamento (CE) n.º 45/2001. Para proteger y garantizar que las actividades realizadas por IMMERSE cumplen los requisitos éticos se ha designado a un Asesor Ético Externo (AEE
Las diferentes fases del proyecto implicarán la investigación con población vulnerable (niños, migrantes y refugiados) y el registro y el procesamiento de datos personales. Todas las actividades de investigación estarán autorizadas por Comités Éticos y se llevarán a cabo de conformidad con la legislación europea, incluido el Reglamento (CE) n.º 45/2001. Para proteger y garantizar que las actividades realizadas por IMMERSE cumplen los requisitos éticos se ha designado a un Asesor Ético Externo (AEE
